No estamos al abrigo de la verdad.
Nada nos protege. Quiero decir
que no hay que contar
con el grito
ni la ausencia
ni con nadie que nos lea las cartas
y nos traduzca el contenido.
Aquí estamos solos
y no son las sombras que parecen acompañarnos
otra cosa que un fingir de labios
y de luces.
Entré un momento, a tomarme un café. Me parece un lugar agradable, tranquilo.
RépondreSupprimerEstamos solos cuando nacimos, y mucho más cuando morimos.
Pero siempre hay personas con las que contar.