dimanche 11 janvier 2009

Y tú, gritando como un enfermo, tú que dormías, tú que nadie predisponía a esas huídas


Perdidos en la montaña, pero guarnecidos. Adoptados por el destino. No necesitan fingir. Nada, nada.


- Aunque la nieve caiga, no me iré. No dejaré mi garita. Aquí me siento bien dominando el valle. No me moveré sin defenderme.


- Tengo la boca atada al frío. No vivo en mis zapatos.


- Siento la noche. Su peso es inmenso.

1 commentaire:

  1. Adoptados por el destino...
    Es precioso este poema!

    "Siento la noche, su peso es inmenso". Pesa mucho esta frase, impresiona.
    El título es algo misterioso.

    Nadie necesita fingir, aunque a veces se piensa.

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