Perdidos en la montaña, pero guarnecidos. Adoptados por el destino. No necesitan fingir. Nada, nada.
- Aunque la nieve caiga, no me iré. No dejaré mi garita. Aquí me siento bien dominando el valle. No me moveré sin defenderme.
- Tengo la boca atada al frío. No vivo en mis zapatos.
- Siento la noche. Su peso es inmenso.
Adoptados por el destino...
RépondreSupprimerEs precioso este poema!
"Siento la noche, su peso es inmenso". Pesa mucho esta frase, impresiona.
El título es algo misterioso.
Nadie necesita fingir, aunque a veces se piensa.